Virgen del Rosario

Breve historia

Se conoce el culto a la Virgen del Rosario en Buenos Aires, sobre todo desde la fundación del convento a finales del s. XVI y la instalación de diferentes cofradías y hermandades dedicadas a su nombre. La sagrada imagen de la Virgen del Rosario, con el Niño Jesús en sus brazos, esculpida en madera, ha sufrido varias adecuaciones a lo largo de su historia. Estéticamente, es una joya digna de la devoción y ha sido ataviada con especial cariño por los argentinos. Su culto y su templo, se hallaron en el corazón las gestas de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires en 1806 y 1807, y fueron robustecidos después de la Independencia Argentina.

El templo dominicano, y particularmente mariano, engalanado a lo largo de los siglos por piadosos y agradecidos fieles, fue consagrado en honor de la Bienaventurada Virgen del Santísimo Rosario el 19 de octubre de 1783 y elevado a Basílica Menor Papal el 23 de agosto de 1909. La imagen de la Virgen del Rosario fue coronada el 22 de octubre de 1922 y posteriormente salvada del incendio de 1955 por amigos del convento y fieles devotos. En la actualidad, escoltando la imagen de la Virgen del Rosario, decorando su Camarín, se conservan banderas arrebatadas al Regimiento de Infantería Escocés N° 71, y puestas a sus pies por Liniers. También se exhiben dos emblemas que Belgrano tomó del Ejército realista español.

SÚPLICA A NUESTRA SEÑORA DEL SANTÍSIMO ROSARIO DE LA RECONQUISTA Y DEFENSA DE BUENOS AIRES

“¡Reina del Santísimo Rosario, Dueña, Señora y madre Nuestra!” Virgen de nuestros mayores, Tesoro de nuestras tradiciones.  Protectora de la ciudad que salvaste contra los ataques de los enemigos. Tú eres la gloria, la alegría y toda la honra de nuestros corazones.  Bendice Madre dulcísima, a todos los que te acompañamos como hijos y juramos como vasallos.  Cobija bajo tu manto a la ciudad que fue toda tuya y será siempre la “Ilustre y Fiel”; ilustre en la integridad de su fe y fiel en el cumplimiento de sus santos deberes.  Bendice a nuestra querida Ciudad de la Santísima Trinidad Puerto de Santa María de los Buenos Aires que se consagra enteramente a Ti.  Estrecha sobre tu pecho nuestra bandera “Azul y Blanca”, para que sean siempre inmarcesibles sus triunfos.  Guíanos para que sea nuestra luz, nuestra verdad y nuestro camino hacia el eterno triunfo de la gloria.  Amén.