
«Junto con la gracia especial del sacramento del Orden, que ayuda a realizar dignamente los actos del ministerio sagrado, nuevos auxilios les llegan de su profesión que los hace miembros de la familia dominicana y partícipes asimismo de la gracia y misión de la Orden en favor, por supuesto, de la Iglesia local y universal.
Por su parte, la Orden, al mismo tiempo que les presta estos auxilios y los dirige en cuanto a su propia santificación, los deja, a pesar de ello, libres para dedicarse sin reservas al servicio de la Iglesia local, bajo la jurisdicción en cada caso de su Obispo propio».
Del Proemio de la Regla de la Fraternidades
Sacerdotales de Santo Domingo