Beato Manés, hermano de Santo Domingo

Breve historia

Manés o Mamés (Mamerto) de Guzmán nació en Caleruega alrededor del año 1170. Es una de las figuras más queridas en la familia dominicana. Es hermano de sangre de santo Domingo y fue una gran ayuda para él en la fundación de la Orden. Era un hombre «contemplativo y santo» (fray Gerardo de Frachet); «suave, humilde, jovial y benigno» y «ardoroso predicador» (fray Rodrigo de Cerrato). En la dispersión de los frailes el 15 de agosto de 1217 Manés fue enviado a París en uno de los grupos, junto con otros frailes españoles y allí colaboró a la fundación del convento de Santiago.

Desde 1219 y por intuición del mismo santo Patriarca le encomendó la atención de las monjas del convento de Madrid, viendo su índole contemplativa y de tendencia a la soledad. Hizo este encargo con prudente moderación de espíritu y con el ejemplo de sus virtudes, «sirviendo largo tiempo a Dios en la Orden» (fray Gerardo de Frachet). Enterado Manés de la canonización de su hermano (3 julio de 1234) se dirigió a Caleruega y allí predicó a sus paisanos y les propuso la edificación de una iglesia en el lugar del nacimiento del santo, que sería más tarde el actual monasterio de clausura (fray Rodrigo de Cerrato).

El beato Manés murió en el monasterio de San Pedro de Gumiel de Izán y allí fue enterrado, Parte de sus reliquias se conservan actualmente en Caleruega. Su culto fue confirmado por Gregorio XVI el 2 de junio de 1834.

 

Liturgia de las Horas

Del Común de pastores o de religiosos.

Oficio de lectura

Segunda Lectura
Carta de nuestro Padre santo Domingo a las monjas de Madrid

(AFP 56 [19861, ed. S. Tugwell, pp. 12-13;
en Santo Domingo, BAC, Madrid 19873, pp. 784-785)

Fray Domingo, Maestro de los Predicadores, a la amada priora y a todo el convento de monjas de Madrid, salud y más perfeccionamiento día a día.

Mucho nos gozamos y damos gracias a Dios por vuestra ferviente vida religiosa y porque Dios os libró hedor de este mundo.

Combatid, hijas, con el antiguo adversario por medio de ayunos y oraciones con constancia porque no será coronado sino quien haya luchado como debe.

Si hasta ahora no tuvisteis un lugar apto para el desenvolvimiento de vuestra vida religiosa, ya no podéis excusaros de no tener, por la gracia de Dios, edificios suficientemente idóneos para la vida regular.

Por lo cual quiero que en adelante se guarde el silencio en los lugares en que esté prohibido hablar, esto es, en el refectorio, en el dormitorio y en el oratorio y que en lo demás os atengáis a vuestras normas de vida.

Que ninguna traspase la puerta para salir y que nadie entre, a no ser el obispo o algún prelado para predicar, o hacer la visita. No os dispenséis de las disciplinas y vigilias. Sed obedientes a vuestra priora. No murmuréis unas de otras y perdáis el tiempo en habladurías. Y como no podemos abasteceros con bienes temporales, no queremos imponeros que alguno de los frailes tenga potestad de admitir o introducir a algunas mujeres sino solo la priora con el Consejo de su convento.

Además, mandamos a nuestro carísimo hermano, que tanto trabajó y os llevó a abrazar este santísimo estado, que disponga de vosotras y os gobierne en todo según lo creyese conveniente, a fin de que viváis muy religiosa y santamente.

También le damos autorización para visitaros y reprenderos y para quitar, si fuere necesario, a la Priora con el consentimiento de la mayoría de las monjas y le otorgamos licencia para que, si lo juzga conveniente, os pueda dispensar de algunas cosas.

Os saludo en Cristo.

Responsorio
R.
Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no camina en las tinieblas. * Sino que tendrá la luz de la vida, dice el Señor.
V. El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga. * Sino que tendrá la luz de la vida, dice el Señor.

Laudes

Benedictus
Ant.
Para mí lo bueno es estar junto a Dios, hacer del Señor mi refugio, y contar todas tus acciones.
O bien, ant. Los que con un corazón noble y generoso escuchan la palabra y la guardan, darán fruto perseverando.

Oración
Oh Dios, que elegiste al bienaventurado Manés como compañero de sus hermano santo Domingo en la obra de la predicación; concédenos seguir el ejemplo de ambos y ser siempre fervientes en el anuncio del Evangelio. Por nuestro Señor Jesucristo.

Vísperas

Magnificat
Ant.
Vosotros que habéis dejado todo y me habéis seguido, recibiréis cien veces más y heredaréis la vida eterna.
O bien, ant. Ved, qué dulzura, qué delicia convivir los hermanos unidos.

La oración como en Laudes.

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