Cuatro santos dominicos y el Corazón de Jesús

«Subido uno a los pies del afecto, comienza el alma a saborear el afecto del corazón, poniendo los ojos de la inteligencia en el corazón de mi Hijo, donde halla consumado e indecible amor».

Santa Catalina de Siena

En estos tres peldaños reconocerás los tres estados del alma de que te hablaré después. El primer escalón son los pies, que significan el afecto. Como los pies soportan el cuerpo, así el afecto soporta al alma. Los pies sujetos constituyen el peldaño para llegar al costado, donde se manifiesta el secreto del corazón. Porque, subido uno a los pies del afecto, comienza el alma a saborear el afecto del corazón, poniendo los ojos de la inteligencia en el corazón de mi Hijo, donde halla consumado e indecible amor.

¿Dónde conoció el alma la dignidad de verse unida y empapada en la sangre del Cordero cuando recibe el santo bautismo en virtud de la sangre? En el costado conoció el fuego de la caridad divina. Así te lo mostró mi Verdad, si te acuerdas bien, cuando le preguntaste: «Dulce e inmaculado Cordero, tú estabas muerto cuando te abrieron el costado; ¿por qué quisiste que fuese herido y partido tu corazón?»

Si lo recuerdas bien, El respondió que había muchas razones para ello. Te diré la principal: porque mi amor al género humano era infinito, y el acto de sufrir penas y tormentos era finito, y por lo finito podía manifestar todo el amor con que amaba, que era infinito. Por eso quise que vieseis el secreto de mi corazón mostrándotelo abierto, para que vieses que yo amaba más que lo que podían demostraros mis sufrimientos finitos. Derramando sangre y agua, os mostré el santo bautismo del agua, el cual recibís en virtud de la sangre.

¿Bastó a tu caridad haber hecho esta unión con la criatura? No. Por eso, tú, Verbo eterno, regaste este árbol con tu sangre. Ella lo hace germinar con su calor si el hombre, con el libre albedrío, se injerta en ti, se une contigo y liga su corazón y su afecto, atando y envolviendo este injerto con la venda de la caridad y siguiendo tu doctrina. Y porque al Padre no podemos ni debemos seguirle, pues en El no cabe dolor, debemos conformarnos e injertarnos en ti. Se ve que tú nos creaste sin nosotros, pero no quieres salvarnos sin nosotros.

El Diálogo

Santo Tomás de Aquino

Mi corazón se ha hecho como cera que se derrite en medio de mi vientre (Sal 21, 15.).

El derretimiento pertenece al amor. Mi alma se derritió (Ct 5, 6). Antes que un cuerpo se derrita, es duro y compacto en sí mismo; al derretirse, se esparce y de sí tiende a otra cosa. También a veces se endurece el temor, cuando no es grande, y así ocurre con el amor; pues cuando sobreviene el amor el hombre tiende a otra cosa que antes estaba en él. Este derretimiento puede entenderse de Cristo en cuanto es cabeza de la Iglesia; porque este derretirse procede del Espíritu Santo, y está en el fondo de las entrañas, es decir, del corazón.

Por el corazón de Cristo puede entenderse también la sagrada Escritura, la cual nos revela el Corazón de Cristo. Todo esto estaba cerrado antes de la Pasión, porque era obscuro, pero llegó a ser claro por la Pasión, porque los que comprenden, lo estudian, y disciernen cómo deben ser expuestas las profecías.

Comentario al Salmo 21

¿Qué cosa es el hombre para que lo engrandezcas o por qué pones sobre él tu corazón? (Job 7, 17).

¿Qué es el hombre? Esto es: ¡qué pequeño y débil de cuerpo! Lo engrandeces con gran honor entre las demás criaturas. Pones sobre él tu corazón, es decir, guardándolo y protegiéndolo con especial cuidado.

¿Cómo pone Dios sobre él su corazón? Muéstralo cuando añade: Le visitas de madrugada (Job 7, 18), esto desde su nacimiento, procurándole con su Providencia las cosas necesarias a la vida y a su engrandecimiento tanto corporal como espiritual; y de repente le pruebas, es decir, por las adversidades, en las cuales aparece cómo hace pruebas de su virtud. El horno prueba las vasijas de barro; y la tentación de la tribulación, a los hombres justos. Se dice que Dios prueba al hombre, no para saber lo que es el hombre, sino para darlo a conocer a los otros, y para que él se conozca a sí mismo.

Comentario al Libro de Job

Por el corazón de Cristo puede entenderse también la sagrada Escritura, la cual nos revela el Corazón de Cristo. Todo esto estaba cerrado antes de la Pasión, porque era obscuro, pero llegó a ser claro por la Pasión, porque los que comprenden, lo estudian, y disciernen cómo deben ser expuestas las profecías.

¡Que en vosotros esté el amor divino, la paz verdadera y la profunda humildad que mana del corazón fiel de Cristo, el gozoso olvido de sí mismo!

Beato Enrique Susón

¡Sea santificado en vosotros el nombre de Dios para que podáis sacar aguas con gozo de las llagas de Cristo! (Is 12, 6) ¡Que en vosotros esté el amor divino, la paz verdadera y la profunda humildad que mana del corazón fiel de Cristo, el gozoso olvido de sí mismo en compañía del dignísimo Hijo de Dios y de la Virgen! Sea este mi «sermón del Señor» para despedirme yo de vosotros en Cristo Jesús.

Dirigid hacia él, ya en la patria celeste, vuestros corazones y considerad esta patria terrena como un dulce destierro, no por lo que significa sino por el deseo ardiente, esperando siempre cumplir la voluntad de Dios y siendo celosos de su honor. Recibidlo todo como de la mano de Dios: el gozo, los trabajos, las adversidades, la prosperidad, el honor, la alegría, la ignominia, la calumnia. Postraos en primer lugar a los pies de Dios, tirándoos por tierra vosotros mismos de modo tan total y perfecto que ya nadie os pueda despreciar de modo mayor. Alegraos del honor de nuestro Señor, anheladlo, amadlo, no buscando en vosotros mismos ningún deleite. Confiad en él, no dejéis nunca de crecer en su amor.

¿Queréis sentir al Señor? Ejercitaos en la intimidad y recogimiento dentro de vosotros mismos. ¿Queréis recibir una nueva iluminación y una nueva gracia de Dios? Aprended a conocer sus dones y a dar gracias a Dios por cada don que de él recibís.

¿Queréis que Dios viva en vosotros y vosotros en Dios en el tiempo y luego en la eternidad? Aprended a morir a vosotros mismos, porque la vida excelente del alma está escondida en la muerte progresiva de la voluntad natural. Esta muerte es la que nos hace seguir a Cristo, despojado y desnudo; despojados y desnudos nosotros en el gozo y en el dolor y en cualquier cosa que nosotros elijamos, en la que podamos cosechar gozos o dolores.

Cartas

San Luis María Grignion de Montfort

Las prácticas de la devoción al Corazón de Jesús.

1. A su Corazón, acudamos en la tierra,
para evitar desgracias mayores.
Vean la tempestad que aterra
y amenaza a los pecadores.

2. Amemos de corazón,
el amor con amor se paga,
pero amemos con amor sin tacha
y con firme constancia diaria.

3. El cielo lo adora y nos invita
a adorarlo sobre la tierra.
Que adoremos pues amerita
al Corazón de Dios sin reserva.

4. Y por amor y en justicia,
es preciso consagrarnos
a él que se sacrifica
y es el primero en amarnos.

5. Con el coro de los ángeles cantemos
las grandezas del divino Corazón;
en sus alabanzas participemos
para exaltar su gloria con ardor.

6. De él hablemos y prediquemos
sus grandezas y sus encantos,
nuestra queja sin cesar expresemos
porque escaso es su conocimiento.

7. Visitémoslo con frecuencia
por tantos cristianos infieles.
Su Corazón nos lo solicita;
quiere ofrecernos sus bienes.

8. Con un corazón puro y leal,
un corazón de ardiente devoción
gustemos el dulzor de su bondad
al recibir la Sagrada Comunión.

9. Nuestras frialdades venzamos
al calor de la zarza ardiente
que es su corazón; acudamos
al tesoro de gracias abundantes.

10. Con gratitud recibamos
sus beneficios inagotables
cuya memoria evocamos
con corazones leales.

11. Unámonos, se lo ruego,
para juntos vencer al diablo,
organizados en grupos
de oración y apostolado.

12. En nuestros angustiosos dolores
y en las pruebas más sensibles,
esperamos que los ardores
de su Corazón nos iluminen.

13. Para hacer verdadera la esperanza
tenemos que el pecado borrar
y escondernos en sus llagas
que pueden salvarnos del mal.

14. El es nuestro modelo de vida,
tomemos sus sentimientos
para seguirle de veras
sus pasos y movimientos.

15. En la escasez y abundancia,
en la alegría y los enojos,
en lo que se hace y se piensa,
en él estaremos juntos.

16. Para tener corazones limpios
conforme lo quiere Dios,
para ser hombres justos
llenos de gracia y valor.

17. La práctica que más vale,
la más gloriosa al Señor,
al Evangelio la más conforme,
es la reparación de su honor.

18. Traten de reparar injurias
hechas al Corazón divino,
a pesar de carne y natura,
a pesar del mundo y maligno.

19. Mientras mil almas carnales
sólo buscan su bien,
busca, alma fiel, a Jesús
sin que nada te logre detener.

Cántico 44

A su Corazón, acudamos en la tierra,
para evitar desgracias mayores.
Vean la tempestad que aterra
y amenaza a los pecadores.

En nuestros angustiosos dolores
y en las pruebas más sensibles,
esperamos que los ardores
de su Corazón nos iluminen.

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