Día quinto

Reflexión
«María en la obra de nuestra redención» Desde las palabras del Génesis, María aparece asociada a la obra del Cristo Redentor. Junto a la caída está la historia de nuestra rehabilitación. María se vislumbra como colaboradora efectiva de esta obra. Es cierto que el único Redentor es Cristo, sin embargo, desde la primera página del Génesis, María se nos muestra como Corredentora, precisamente por ser Madre del mismo Redentor. A esto, María suma su propia oblación. Toda redención se consuma por vía del sacrificio, y a la esencia de éste pertenece el ofrecimiento de la víctima.

María cumple esta oblación en la presentación de Jesús en el templo y al pie de la cruz. Cada Celebración Eucarística nos renueva la actitud redentora de María. Pero, a la vez, nos debe llevar a pensar que, en virtud de nuestra unión con Cristo, cada uno de nosotros debe tener la misma actitud de participación en la obra redentora de Jesús. Porque la vida con sus circunstancias, la lucha contra el pecado, el esfuerzo de santidad de cada uno, se debe ofrecer por la redención de los hermanos.

“Estaba junto a la cruz de Jesús su madre” Jn 19, 25. Nuestra Señora, templo y sagrario de la Santísima Trinidad, permanece a los pies de la Cruz, cuando todo parece perdido, no titubea, no duda, espera contra toda esperanza. Acompaña al Hijo y libremente se entrega junto con Él a la perfecta realización de la voluntad del Padre.

Madre nuestra, enséñanos mediante la contemplación de los misterios del rosario, alcanzar la gracia de permanecer como tú fieles y dóciles a la gracia, para que también en nosotros la voluntad del Padre sea alcanzada.

Oración
¡Bendito es, oh María, el fruto de tu vientre, Jesús, por quien hemos recibido la redención y la esperanza de la vida eterna! Tu maternidad ha traído la alegría y la paz al mundo. Asociada al pie de la cruz a la pasión de tu Hijo nos has recibido a todos como hijos tuyos, que te invocamos como Madre y Protectora. Concédenos, Virgen del Rosario, el don de la fidelidad y de la constancia a lo largo de todas las dificultades de nuestra vida, para alabanza de la gloria de la gracia de tu Hijo, en quien hemos recibido toda bendición.

Cofradía del Rosario | Tucumán

Oración para todos los días
¡Santísima Madre de Dios, Nuestra
Señora del Rosario! Humildemente
suplicamos tu auxilio para vivir en fidelidad a
la gracia de Dios. Ayúdanos a ser, según tu
ejemplo, tierra buena donde la semilla de la
Palabra de tu Hijo dé mucho fruto. Estas
gracias especialmente te pedimos, oh Madre
nuestra, que deseamos alcanzar por tu
intercesión.

En silencio cada uno expresa su petición.

Todo sea, Señora nuestra, para alabanza y
gloria de la Santísima Trinidad. Amén.

Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

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