Video Novena 2021 H

Novena a N. P. Santo Domingo de Guzmán

Sexto día

 

Por la señal de la santa Cruz , de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición:

Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí, pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido; y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén.

Oración inicial:

Dios todopoderoso y clemente, que infundiste en tu Iglesia el Espíritu de Sabiduría, e inspiraste a muchos ir en buscar de la Verdad, que es tu Palabra, te damos gracias por suscitar a Santo Domingo de Guzmán como padre de gran número de fieles contemplativos y pregoneros de tu Evangelio.

Tú, viendo la gravedad de nuestros pecados y el andar vacilante de nuestras almas, enviaste a tu Hijo Jesucristo al mundo, y con su preciosísima sangre, nos libró de la condena del pecado y del dominio de la muerte, venciendo al príncipe de las tinieblas. Concédenos, Señor de toda bondad, ser absueltos de nuestras culpas con un corazón contrito y humillado, y, por intercesión de tu servidor Santo Domingo, ser firmes y constantes en el camino que conduce a tu santa morada, junto a María Virgen y todos tus santos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Del Beato Jordán de Sajonia:

“Así que llegó a París fray Reginaldo, de santa memoria, impelido por su incansable fervor de espíritu, comenzó a predicar con la palabra y con el ejemplo a Jesucristo, u a éste, crucificado. Más pronto se lo llevó Dios de este mundo, consumiendo así en breve sus días, más llenando con sus obras una larga vida. Atacado al poco tiempo de mortal enfermedad, se durmió en el Señor, partiendo a recibir las inestimables riquezas de la cada de Dios aquel que en esta vida se había mostrado generoso amigo de la pobreza y de la humildad. Fue sepultado en la iglesia de Santa María del Campo, porque los frailes carecían aún de cementerio. No puedo menos de recordar que, estando en vida fray Mateo, que le había conocido en el mundo vanidoso y delicado, preguntóle, como admirado, en cierta ocasión: ‹‹Estáis triste, Maestro, de haber tomado el hábito››, a lo que respondió él con rostro humilde: ‹‹Creo que en la Orden no hago mérito alguno, pues siempre me gustó demasiado››”.

(Libellus de principiis Ordinis Praedicatorum; XXXIX)

Reflexión del Beato Enrique Susón:

“Se recibe más abundantemente la gracia en el tiempo y la gloria en la eternidad cuando nuestro esfuerzo se pone en las manos de Dios que cuando se apoya en una obra externa de perfección, aunque nos parezca santa y grande. Cultivad todas las virtudes que os sea posible, pero no queráis poner en ellas la confianza sino solamente en Cristo. Dirigid hacia Él, ya en la patria celeste, vuestros corazones y considerad esta patria terrena como un dulce destierro, no por lo que significa sino por el deseo ardiente, esperando siempre cumplir la voluntad de Dios y siendo celosos de su honor. Recibidlo todo como de la mano de Dios: el gozo, los trabajos, las adversidades, la prosperidad, el honor, la alegría, la ignominia, la calumnia. Postraos en primer lugar a los pies de Dios, tirándoos por tierra vosotros mismos de modo tan total y perfecto que ya nadie os pueda despreciar de modo mayor […]

¿Queréis que Dios viva en vosotros y vosotros en Dios en el tiempo y luego en la eternidad? Aprended a morir a vosotros mismo, porque la vida excelente del alma está escondida en la muerte progresiva de la voluntad natural. Esta muerte es la que nos hace seguir a Cristo, despojado y desnudo; despojados y desnudos nosotros en el gozo y en el dolor y en cualquier cosa que nosotros elijamos, en la que podamos cosechar gozos y dolores”.

(Deutsche Schriften, Stuttgart 1907, pp. 486-488, 494)

Propósito de oración del día:

Oremos por todos los difuntos de la Orden y la Familia Dominicana: frailes, monjas, hermanas de vida apostólica, terciarios, bienhechores, sacerdotes y laicos de las fraternidades. Que, por el dichoso intercesor Santo Domingo, el Dios de bondad perdone sus pecados y los reciba en su morada; gocen de la mesa preparada por la Sabiduría y contemplen a quien es la Verdad por toda la eternidad, junto a la Virgen María.

En un momento de silencio, puede agregar una intención particular.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Antífona a Santo Domingo:

V. Oh maravillosa esperanza para aquellos que lloraron por ti en la hora de tu muerte, prometiendo después de tu partida ser útiles a tus hermanos:
R. Cumple, oh padre, lo que has dicho, y ayúdanos con tus oraciones.

V. ¡Oh tú que brillaste ilustre por tantos milagros, forjado sobre los cuerpos de los enfermos!
R. Cumple, oh padre, lo que has dicho, y ayúdanos con tus oraciones.

V. Ruega por nosotros, ¡Oh Padre Santo Domingo!:
R. Para que seamos hechos dignos de las promesas de Cristo

Oración del Jubileo:

Oh Dios,
nuestro Creador, Redentor y Paráclito,
unidos en oración, te presentamos nuestra alabanza,
nuestra bendición y nuestra predicación.

Hace ochocientos años,
llamaste a santo Domingo
a entrar en la vida eterna
y a reunirse contigo en la mesa del cielo.

En la celebración de este Jubileo,
aliméntanos y llénanos de tu gracia
para que podamos realizar nuestra misión
de predicar el Evangelio para la salvación de las almas.

Ayúdanos a nutrir a tu pueblo
con tu Verdad, tu Misericordia y tu Amor,
hasta aquel día prometido
en que nos reunirás a todos, junto a los bienaventurados.

Te lo pedimos como Familia Dominicana,
por la intercesión de María,
en el nombre de Jesús.

Amén.

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Sobre el jubileo de Santo Domingo

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