Video Novena 2021 N

Novena a N. P. Santo Domingo de Guzmán

Noveno día

 

Por la señal de la santa Cruz , de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición:

Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí, pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido; y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén.

Oración inicial:

Dios todopoderoso y clemente, que infundiste en tu Iglesia el Espíritu de Sabiduría, e inspiraste a muchos ir en buscar de la Verdad, que es tu Palabra, te damos gracias por suscitar a Santo Domingo de Guzmán como padre de gran número de fieles contemplativos y pregoneros de tu Evangelio.

Tú, viendo la gravedad de nuestros pecados y el andar vacilante de nuestras almas, enviaste a tu Hijo Jesucristo al mundo, y con su preciosísima sangre, nos libró de la condena del pecado y del dominio de la muerte, venciendo al príncipe de las tinieblas. Concédenos, Señor de toda bondad, ser absueltos de nuestras culpas con un corazón contrito y humillado, y, por intercesión de tu servidor Santo Domingo, ser firmes y constantes en el camino que conduce a tu santa morada, junto a María Virgen y todos tus santos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Del Beato Jordán de Sajonia:

“Entretanto, acercándose el tiempo de su peregrinación, el Maestro Domingo enfermó gravemente en Bolonia. Estando en el lecho del dolor, llamó a doce de los frailes más discretos y empezó a exhortarles al fervor, al celo por la Orden y a la perseverancia en la santidad, inculcándoles que evitasen todo trato que pudiera parecer sospechoso con mujeres, sobre todo jóvenes. Porque es siempre halagador y muy a propósito para seducir a las almas todavía no purificadas. A mí –añadió-, hasta esta ahora, la misericordia divina me ha conservado en la incorrupción de la carne. Confieso, sin embargo, no haberme librado de la imperfección de haberme agradado más conversar con las jóvenes que con las mujeres de mucha edad.

Antes de su muerte aseguró confiado a los frailes que les sería más útil después de muerto. Sabía a quién había confiado el depósito de sus trabajos y de su fecunda existencia, no dudando que le estaba preparada la corona de justicia, alcanza la cual sería tanto más poderoso en obtener gracias cuanto más seguro entrase en los dominios de Señor. Aumentándose el dolor de sus padecimientos, minado a la vez por el flujo y la fiebre, aquella alma piadosa, desligada de la carne, voló al Señor, que le había creado, trocando este lúgubre destierro por el consuelo eterno de la celeste morada”.

(Libellus de principiis Ordinis Praedicatorum; LIV)

Reflexión de Santa Catalina de Siena:

“Y si te fijas en la navecilla de tu Padre Domingo, mi amado hijo, él organizó la Orden con perfecto esmero, pues quiso que los suyos atendieran sólo a mi honor y a la salvación de las almas por medio de la ciencia. Partiendo de esta luz, quiso fundarla sin excluir la pobreza voluntaria. También él observó, y, en señal de ello y de que le desagradaban las riquezas como prueba de que había elegido por esposa suya la reina pobreza, dejó por testamento a sus hijos su maldición en herencia si poseyeran o fueran dueños de pequeñas propiedades en particular o en común.

Pero tomó la luz de la ciencia como finalidad más propia suya para extirpar los errores que habían surgido en aquel tiempo. Tomó el oficio de mi Hijo unigénito, el Verbo. Realmente parecía un apóstol en el mundo. Esparcía mis enseñanzas con tanta verdad y luz, que disipaba las tinieblas y hacía que brillara la luz. Él fue una luz que yo ofrecí al mundo por medio de María, colocado en el cuerpo místico de la Iglesia como destructor de herejías. ¿Por qué dije ‹‹por medio de María››? Porque María le dio el hábito encargada por mi bondad […]

De modo que Domingo dispuso que su navecilla esté amarrada con tres cuerdas: obediencia, continencia y verdadera pobreza. A la obediencia la hizo completamente práctica al no hacerla obligatoria bajo pecado mortal. Iluminado por mí, verdadera Luz, socorría con providencia a los menos perfectos, pues, aunque todos los que observan la regla sean perfectos, con todo, en esta vida uno es más perfecto que otro, y en esta navecilla se hallan juntos perfectos e imperfectos. Él se hizo semejante a mi Verdad, mostrando no querer la muerte del pecador, sino que se convierta y viva”.

(Diálogo; 158)

Propósito de oración del día:

Roguemos al Dios todopoderoso, Rey de reyes y Señor de señores, para que, prontamente, triunfe tu Nombre en todas las naciones. Vemos, Oh Dios vivo, que los gobernantes de la tierra y los pueblos se rebelan contra Ti, Padre Omnipotente, Hijo Redentor y Espíritu Consolador. Pues aborrecen tus mandamientos, atentan contra la vida desde su concepción hasta la muerte natural, tergiversan lo que tu consideras bueno y malo, rechazan la naturaleza del hombre y la mujer como Tú los creaste, atentan contra la Esposa de Cristo y persiguen a sus hijos, mientras la tierra gime de dolor, porque padece el egoísmo y la avaricia de aquellos que la consumen y contaminan caprichosamente. El demonio va esparciendo la semilla de la mentira y el odio en el corazón de tus criaturas. Envía tu Espíritu, y que renueve la faz de la tierra; que tu Hijo Jesús, nuestro amantísimo Señor, descienda de tu diestra tal como los apóstoles lo vieron partir. Que tu paz triunfe en nuestras familias y comunidades, ya que con esperanza aguardamos la gloriosa venida de nuestro salvador Jesucristo.

En un momento de silencio, puede agregar una intención particular.

Padre nuestro, Ave María, Gloria.

Antífona a Santo Domingo:

V. Oh maravillosa esperanza para aquellos que lloraron por ti en la hora de tu muerte, prometiendo después de tu partida ser útiles a tus hermanos:
R. Cumple, oh padre, lo que has dicho, y ayúdanos con tus oraciones.

V. ¡Oh tú que brillaste ilustre por tantos milagros, forjado sobre los cuerpos de los enfermos!
R. Cumple, oh padre, lo que has dicho, y ayúdanos con tus oraciones.

V. Ruega por nosotros, ¡Oh Padre Santo Domingo!:
R. Para que seamos hechos dignos de las promesas de Cristo

Oración del Jubileo:

Oh Dios,
nuestro Creador, Redentor y Paráclito,
unidos en oración, te presentamos nuestra alabanza,
nuestra bendición y nuestra predicación.

Hace ochocientos años,
llamaste a santo Domingo
a entrar en la vida eterna
y a reunirse contigo en la mesa del cielo.

En la celebración de este Jubileo,
aliméntanos y llénanos de tu gracia
para que podamos realizar nuestra misión
de predicar el Evangelio para la salvación de las almas.

Ayúdanos a nutrir a tu pueblo
con tu Verdad, tu Misericordia y tu Amor,
hasta aquel día prometido
en que nos reunirás a todos, junto a los bienaventurados.

Te lo pedimos como Familia Dominicana,
por la intercesión de María,
en el nombre de Jesús.

Amén.

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Sobre el jubileo de Santo Domingo

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