San Raimundo de Pañafort

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Breve historia

 

Raimundo (Ramén) nació de noble familia en Penyafort, cerca de Barcelona, alrededor del 1175. En su juventud se dedicó con pasión a los estudios humanísticos, inicialmente en la patria y luego en Bolonia, donde obtuvo los grados en derecho y a los treinta arios era profesor de su universidad. Vuelto a España se incardinó en la catedral y entró en la Orden en el convento de Santa Catalina de Barcelona, apenas construido, el viernes santo de 1222. A pesar de la humildad con que empezó su nueva vida, no se ocultó su fama de ser uno de los más prestigiosos maestros de su época en teología y derecho. Gregorio IX lo llamó a Roma encargándole la compilación de una colección de Decretales pontificias, trabajo que realizó en solo cuatro años (1230-1234). Fue una obra maestra de sabiduría y un punto de referencia obligado del derecho eclesiástico durante muchos siglos. Ya antes había compuesto una «Summa» para la formación de los presbíteros al ministerio, llena de gran valor pastoral. Estos trabajos le conquistaron la confianza y aprecio de la Orden, que en el capítulo general de 1238 lo eligió como segundo sucesor de santo Domingo, después del beato Jordán de Sajonia. A los dos años obtuvo la dimisión del cargo, pero durante este tiempo había hecho ya una nueva y orgánica redacción de las constituciones de la Orden.

Raimundo volvió a Barcelona y lleno de audacia continuó su apostolado especialmente para la conversi6n de los hebreos y musulmanes. Para ello creé dos conventos de formación misionera, como ya años antes había promovido a este fin la fundación de los Mercedarios, e insistió constantemente para que los religiosos misioneros se formasen en el conocimiento del árabe y en la profundización del Corán. Se cree que Raimundo pidió a santo Tomas de Aquino la redacci6n de la «Suma contra Gentiles».

Lleno de una gran dulzura y armonía de ciencia y vida, tuvo una gran influencia en su época al ser penitenciario del Papa Gregorio IX y confesor de Jaime el Conquistador. Uno de sus principales cuidados fue también la atención a los pobres y oprimidos, de los que fue defensor y ayuda constante. Murió en Barcelona, casi centenario, el 6 de enero de 1275 y su cuerpo se venera en un bello sepulcro gético de la catedral de Barcelona. Fue el primer santo canonizado en la actual basílica Vaticana por Clemente VIII el 29 de abril de 1601. Es el patrono de los juristas católicos.

 

Liturgia de las Horas

Invitatorio

Ant. Venid a doremos a Cristo, pastor supremo.

Oficio de lectura

Himno
Festejemos con devoción sincera a Raimundo,
modelo de virtudes,
uniendo nuestras voces en un himno,
cantando en su honor.

Ya mereció el premio de la gloria,
porque vivió sin mancillar su vida;
la corte celestial lo ha recibido
con alborozo.

Resplandece en el cielo coronado
con las coronas de doctor y virgen,
y hacia sus fieles que están en la tierra mira con amor.

Honor, poder y loa perdurables
a Dios, nuestro Señor, Uno y Trino
y que, por las plegarias de Raimundo,
nos dé su perdón. Amén.

Segunda Lectura
De la Carta a las monjas de Santa Inés de Bolonia de san Raimundo de Peñafort, presbítero

(Raymundiana, MOPH 6, II, Romae 1901, pp. 84-85)

El Dios del amor y de la paz ponga paz en nuestro corazón

A las hijas, queridísimas en el Hijo de Dios, las hermanas de Santa Inés en Bolonia, fray Raimundo, siervo inútil, de la Orden de Predicadores, os desea salud y abundancia de abrazos de vuestro Esposo.

Si todos los que quieren vivir religiosamente en Cristo Jesús han de sufrir persecuciones, como afirma el Predicador de la verdad, (2Tm 3, 12) no engañando sino diciendo la verdad, a mí me parece que de esta norma general no se exceptúa sino aquel que desprecia, o no quiere llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa. (Tt 2, 12)

Pero vosotras, queridísimas hijas, de ninguna forma debéis de ser contadas entre el número de éstos, cuyas casas se encuentran pacificadas, tranquilas y seguras, sobre los que no actúa la vara del Señor, que se satisfacen con su vida y que al instante ser4n arrojados al infierno. (Jb 21, 9)

Vuestra pureza y vida religiosa merecen y exigen, ya que sois aceptadas y agradables a Dios, ser purificadas hasta la más absoluta sinceridad por reiteradas pruebas. Y si se duplica e incluso triplica la espada sobre vosotras, eso mismo hay que considerarlo como pleno gozo y signo de amor.

La espada de doble filo, pues, está formada por fuera, de las luchas, por dentro, de los temores; esto último se duplica o triplica cuando el maligno inquieta los corazones con engaños y seducciones. Pero vosotras conocéis bastante bien estos ataques del enemigo, pues de lo contrario no hubiera sido posible conseguir la serenidad de la paz y la tranquilidad interior.

Por fuera se duplica o triplica la espada cuando sin motivo surge una persecución eclesiástica sobre asuntos espirituales; las heridas producidas por los amigos son las más graves.

Esta es la bienaventurada y deseable cruz de Cristo, que el valeroso Andrés recibió con gozo, y en la que, según sus palabras, se debe gloriar el instrumento de elección. (1 Co 1, 31; Hch 9, 15)

Contemplad al autor y mantenedor de la fe, a Jesús, (Hb 12, 2) quien siendo inocente padeció por obra de los suyos y fue contado entre los malhechores. Y vosotras, bebiendo el excelso cáliz de Jesucristo, dad gracias al Señor, dador de todos los bienes.

Estoy y estaré dispuesto, con la ayuda de la gracia de Dios, a acompañaros en toda clase de tribulación y a beber con vosotras el cáliz que el Señor quiera propinaros. Cuando esté entre vosotras podré conocer mejor lo que os está sucediendo y os podré ayudar con mayor eficacia y seguridad.

Poned, por tanto, vuestro corazón en Dios y no os dejéis impresionar por lo que se comente. Que el mismo Dios del amor y de la paz (2Co 3, 11) pacifique vuestros corazones y apresure vuestro camino, para que, escondidas en el asilo de su presencia, (Sal 30, 20) os veáis libres, mientras tanto, de las asechanzas de los hombres, hasta que os introduzca y os trasplante en aquella plenitud donde os sentaréis eternamente en albergue de paz, en moradas seguras y en posadas tranquilas. (Is 32, 18)

Responsorio
R. Instruido en la vía del Señor era doctor digno de honor para todo el pueblo. * Y todos se quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
V. Los príncipes escuchaban sus palabras y en todo seguían su consejo. * Y todos se quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.

Otra:
De la Carta a san Pedro de Nolasco de san Raimundo, presbítero

(Raymundana, MOPH 6, HU, Romae 1901, pp. 9 97)

Pide a la Virgen que no tenga en cuenta mis negligencias

El Señor todopoderoso y clemente, por la intercesi6n de la siempre Virgen María guarde tu alma, Recordándote continuamente, queridísimo y deseado Padre, tuve necesidad de escribirte esta Carta para que guardes siempre el rebaño que se te ha confiado y lo protejas siempre y con ánimo constante lo lleves a pastos abundantes y les des el agua de la vida llevando a cabo la obra del Señor hasta el día de Cristo Jesús. (1 P 5, 1-5)

Como ciertamente sabes, los caminos del cielo son diversos y diversas son las llamadas, por lo cual no quisiera que ti me imitaras, ya que colocado yo por los hombres en el cargo supremo de mi Orden, abdiqué de él no para descansar en el ocio, sino porque me considero siervo inútil, que no debería tener en vano el oficio de tantos hombres santos y renombrados. Pero temí que también tú, juzgando mejores a otros, y deseando dedicarte a la oración con serenidad, hicieras lo que yo si debí hacer. Yo fui nombrado por los hombres, tu, en cambio, fuiste elegido celestialmente por la Virgen; por tanto mira hacia el cielo, pues desde el cielo bajé la Virgen para que fue ras elegido. Hazme el favor, Padre queridísimo, de no atribuir a temeridad lo que escuchas. Yo soy inútil; ti: bueno; tu estas en el camino de la verdad y yo soy como una oveja perdida. Te pido qué ruegues a tu queridísima Madre para que no me tenga en cuenta tantas negligencias cometidas en oficio. Alégrate, hermano queridísimo, y no te entristezcas a causa del rebaño que se te ha confiado; no escogiste tú este honor, ni se te dio por una señal de una vara florecida, (Ez 7, 10) sino por una manifestación de la Madre santísima.

Acuérdate, Padre queridísimo, de aquella noche tan feliz en la que sonrió el día sin término, cuando yo por tus méritos fui hecho participe de los ciudadanos del cielo; entonces vimos a aquella por cuya belleza los cielos reciben esplendor y de cuya hermosura se alegran el sol y la luna. ¿Cómo puedes estar triste, si de tal manera te alegraron los coros de los ángeles y te consoló la presencia de aquella que concibió al Verbo y honré a la Trinidad? ¿Puede, acaso, descender la Virgen para llevar perdición? Más bien para volver a los perdidos al buen camino; la que reúne a los dispersos, puede, acaso, separar de sí misma a los que ha reunido consigo en celestial e indisoluble abrazo? Arrima tu hombro, no retires la mano del oficio recibido, no hagas que sea juzgada imprudente aquella por quien sabemos que todas las cosas mudables y transitorias permanecen firmes y estables. ¿No sería considerada imprudencia de ella haber ensalzado a la carga de un oficio de gran importancia a un hombre de poco valor cuando sabía que había de fallar en él? Si, movido por humildad, Quisieras renunciar al cargo que la Virgen te confió, sigue la moción del cielo y considera tu primitiva vocación con reverencia; pero no es moción santa del alma no seguir el camino del Señor, que los cielos han indicado. Sigue, pues, adelante en tu camino, mejor dicho, en el camino del Señor, ya que la que se dignó elevarte a tan grande dignidad no te arrojará de la gloria, sino que te conducirá a esa gloria, donde ella es glorificada con la Trinidad por los siglos de los siglos. Amén. Saluda uno por uno a tus hijos y hermanos míos.

Responsorio
R. Por María vino la salvación del mundo a los creyentes, * Y por su vida gloriosa todo el orbe quedó iluminado.
V. Tú eres la gloria de Jerusalén; tú la alegría de Israel, tú el orgullo de nuestra raza. * Y por su vida gloriosa todo el orbe quedó iluminado.

Laudes

Himno
Hoy Raimundo con gozo celebramos,
cuyas gestas admira el mundo entero,
el ansió de por vida salvar almas,
lleno de celo.

Copiando al Patriarca de la Orden,
llenó su mente de sagrada ciencia;
la vida de Domingo imit6 siempre
como modelo.
Insigne por sus méritos y ciencia,
predicó con palabras y con obras;
llevó los hombres al redil de Cristo
e hizo portentos.

Compiló con destreza y gran ingenio
las normas ya dispersas de los Padres,
devolviendo al árbol del Derecho
antiguo esplendor.

Resplandece en el cielo coronado
con las coronas de doctor y virgen,
y a los fieles que moran en la tierra
mira con amor.

Honor, poder y loa perdurables
a Dios nuestro Señor, Uno y Trino,
y que, por las plegarias de Raimundo,
nos dé su perdón. Amén.

Salmodia
Antífona 1
Ser. A La sabiduría saca su propio elogio, se gloria en medio de su pueblo.
Ser. B Raimundo entra en el cielo con júbilo de los Ángeles, se une al grupo de los doctores y a la compañía de las vírgenes.

Antífona 2
Ser. A Desde sus primeros años cultivó la piedad y llenó su espíritu de toda virtud. Ser. B Alabemos al Señor del cielo y los méritos de su santo, para que con su intercesión nos lleve al cielo.

Antífona 3
Ser. A EI Señor lo eligió como siervo fiel y la Madre del amor puro fue su consuelo. Ser. B Le dio Dios sabiduría, prudencia y anchura de corazón tan abundantes como las arenas mar.

Lectura breve
Hermanos, vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche el egoísmo, al contrario, sed esclavos unos de otros por el amor. Porque toda la ley se concentra en esta frase: «Amarás al prójimo como a ti mismo.» Andad según el espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Hay entre ellos un antagonismo tal, que no hacéis lo que quisierais. Pero si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la ley.

Responsorio breve
V. La señal por la que conocerán,* Que sois discípulos míos.
R. La señal por la que conocerán,* Que sois discípulos míos.
V. Sera que os améis unos a otros.
R. Que sois discípulos míos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. La señal por la que conocerán,* Que sois discípulos míos.

Benedictus
Ant. Arrancó los vencidos de la mano de los enemigos y sacó a los extraviados del camino de la perdición para guiar sus pasos por el camino de la paz.

Oración
Oh Padre omnipotente y piadoso, que muestras en los ejemplos y enseñanzas del bienaventurado Raimundo que la plenitud de la ley es el amor de caridad; infúndenos, clemente, tu Espíritu para que nuestros corazones vivan de esa caridad y caminen verdaderamente en la libertad de tus hijos. Por nuestro Señor Jesucristo.

Vísperas

Himno
Vuelta la espalda a cuanto el mundo ofrece,
su ideal Raimundo ancló en el cielo;
ya su alma con gozo sólo busca
la paz del claustro.

Copiando al Patriarca de la Orden
llenó su mente de sagrada ciencia;
la vida de Domingo imitó siempre
como modelo.

No hay lenguaje que describir pueda
la decisión con que el mundo abandona
y el ardor y la fuerza con que su alma
deseaba el cielo.

Maceraba su cuerpo en penitencias,
vigilante guardián de su pureza
quisiera cancelar el mal del mundo
con llanto amargo.

Insigne por sus méritos y ciencia,
predicó con palabras y con obras;
llevó los hombres al redil de Cristo,
e hizo portentos.

Al que es Dios Uno y Trino suplicamos,
humildes, nos asista, y esperamos
que al celebrar los triunfos de Raimundo,
los imitemos. Amén.

Salmodia
Antífona 1
Ser. A Raimundo procedió honradamente practicando la justicia.
Ser. B A quien me sirve, mi Padre que está en el cielo le premiará, dice el Señor.

Antífona 2
Ser. A El Señor lo condujo en su justicia; le enseñó la sabiduría y le indicó el camino de la prudencia.
Ser. B Los cuerpos de los santos fueron sepultados en paz y su nombre vive para siempre.

Antífona 3
Ser. A El Señor se adelantó a bendecirlo con el éxito y la Madre de Dios lo consolé con sus palabras.
Ser. B Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor.

Lectura breve
En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco» y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. Pero quien guarda su Palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él, debe vivir como vivió él.

Responsorio breve
V. Sobre tus murallas, Jerusalén, * He colocado centinelas.
R. Sobre tus murallas, Jerusalén, * He colocado centinelas.
V. Ni de día ni de noche dejaran de anunciar el nombre del Señor.
R. He colocado centinelas.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre tus murallas, Jerusalén, * He colocado centinelas.

Magnificat
Ant. Con los rayos de su doctrina iluminó a los que yacían en las tinieblas del error y con el ardor de su caridad redimió a los cautivos de hierros y miserias.

Oración
Oh Dios, que diste al bienaventurado Raimundo una entrañable misericordia para con los cautivos y pecadores; concédenos, por su intercesión, que, rotas las cadenas del pecado, nos sintamos libres para cumplir tu divina voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo.

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