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“Todos comieron hasta saciarse”

Solemnidad del Corpus Christi

 

19 de junio de 2022
Gn 14,18-20 | Sal 109,1.2.3.4 | 1Co 11,23-26

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 9,11b-17

La escena que nos relata el Evangelio se nos hace conocida. La exponen todos los evangelistas. Hay canciones y poesías, pinturas, esculturas y múltiples artículos y libros con explicaciones teológicas y sociológicas de lo que para nosotros es un milagro. El Señor tomó pan, lo bendijo y lo repartió entre una multitud. El relato de la multiplicación de los panes y los peces nos ayuda a reconocer hoy, que el Señor nos da múltiples oportunidades de conocerle, seguirle, amarle, en fin, saciarnos de Él.

El Señor Jesús les enseñaba y curaba sus enfermedades. Lo seguían hasta al desierto. Esperaban llenarse de su palabra, de su ministerio, de su poder. Lo único que les pide es qué tienen para dar. No pide para Él, sino para sus hijos, sus fieles, sus discípulos y apóstoles. Los que buscaban saciarse, son requeridos saciar a otros.

Él recibe esos cinco panes y dos peces y con ellos alimenta una multitud. Toma mis cinco panes y dos peces, que no alcanzan, en mi pobreza y pequeñez, para casi nada. Él me recibe, con mis limitaciones, que he heredado y aceptado, que he corregido o muchas veces incrementado. También con mis dones, que recibí de él y he hecho fructificar con su gracia o que he anulado con mi pecado, y se me presentan como virtudes o memorias de mi debilidad. Y con esos cinco panes y dos peces, alimenta una multitud. El convierte la humildad de sus ministros en la honor de la Iglesia, la descolorida expresión de sus sacerdotes y obispos en discurso inspirado y enseñanza universal, el baño de agua corriente en abluciones con la Sangre de redención, el simple pan y vino de uvas en banquete celestial. Él, por medio de su Iglesia, convierte el diezmo, la dádiva de bienes y fortuna, en caudal de alimento y vestido, techo y educación, caridad, fraternidad y solidaridad. Él sacia nuestra necesidad.

El Señor Jesús, no solo nos instruye con su palabra de vida, sino que remedia la enfermedad y perdona nuestro pecado con su gracia, nos atrae a sí e ilumina el sendero con su luz admirable. Él nos lava con Su Sangre en el bautismo, nos alimenta con su Cuerpo en la Eucaristía, nos salva con su muerte en la Cruz, nos eleva con Él a los cielos con su resurrección y ascención. Él nos unge y colma con su Espíritu en los sacramentos, nos reúne fraternalmente en su Iglesia. En fin, Él se da en múltiples formas. Él es como el pan multiplicado que los discípulos distribuyen entre los 5000 hombres, del que todos comieron hasta saciarse.

Jesucristo, Señor Nuestro, presenta al Padre los dones de nuestra humanidad, que son también los suyos, y dando plenitud al sacrificio del sumo sacerdote Melquisedec en cada liturgia divina de la Iglesia, el pan, mirando al cielo lo bendice, lo parte y entrega a sus discípulos su mismo cuerpo en alimento de vida eterna. Y el dulce vino se lo entrega convertido en su sangre redentora, derramada por nuestros pecados.

Al comulgar del Cuerpo bendito y de la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo, que es no solo comida sensible, sino banquete espiritual y celebración del Sacrificio, nos acercamos a la luz de la palabra divina, el Verbo de Dios encarnado que sacia nuestro entendimiento. Nos acercamos a la conmemoración del misterio de su pasión, muerte y resurrección, que nos purifica en su sangre y nos eleva en su exaltación. Nos acercamos a la multiplicación de su gracia, repartida como los cinco panes y dos peces, no ya entre 5000, sino entre millones de fieles, que a lo largo de la historia se hacen uno con Él, en la comunión de su Cuerpo y Sangre. Y lo buscamos para conocerle más, seguirle con dedicación y amarle con diligencia.

Porque es un alimento que no sacia el alma, sino que nos deja una sed de Él, más y más.

¡Qué admirable intercambio, yo le doy los cinco panes y dos peces de mi humildad, y Él me alimenta con su vida divina hecha pan de eternidad y néctar de alegría, banquete de bodas y sacrificio de redención, liturgia celeste y plan de vida eterna, ocasión privilegiada de la fraternidad y solidaridad cristiana!

Fray Ángel Benavides Hilgert OP
Buenos Aires

Imagen: Institution of the Eucharist (Institución de la Eucaristía) fresco | Autor: Fra Angelico | Fecha: 1441-1442 | Ubicación: Museum of San Marcos (celda 35)

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