31 de julio de 2022
Ecli 1,2.2,21-23 | Sal 89,3-4.5-6.12-13.14.17ab | Col 3,1-5.9-11

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 12,13-21

Muchas obras buenas hay para realizar en esta vida, y hay que hacerlas, pensando siempre en el Bien Común de la humanidad: cuidar el planeta, adaptarse al cambio climático, preservar la salud, hacer justicia, defender a los indefensos, velar por los necesitados: “dar de comer al hambriento, y de beber al sediento” por amor al Reino de los Cielos, y en todo poner el amor a Cristo, puesto que ese amor es “la sal de la tierra y la luz del mundo”.

Pero hay algo más: por sobre todo debemos “buscar las cosas de arriba”, del Cielo, buscar la santidad y la contemplación de los misterios divinos, de donde surge, como de una fuente, el orden social cristiano. A veces oponemos dialécticamente la acción y la contemplación, cuando en realidad “Marta y María” eran hermanas, ambas son necesarias en esta vida; Pablo VI se quejaba del secularismo, que busca realizar una sociedad sin Cristo: educación sin Cristo, sociología sin Cristo, religión sin Cristo; incluso denunciaba que “el humo de Satanás ha entrado en el templo por alguna grieta”.

No vino Cristo a este mundo sino para redimirnos, para hacernos hijos de Dios y herederos del Cielo; el progreso económico no nos asegura el progreso moral, cultural, espiritual ni religioso, “el dinero no hace la felicidad, ni ayuda a la misma”: la felicidad humana está en una vida virtuosa, y en una vida divina, en buscar el Reino de Dios y su justicia.
Todo el resto (sin aquello) es “vanidad de vanidades, todo es vanidad”.

Fray Rafael María Rossi OP
Mendoza

Imagen: Alegoría de la salvación | Autor:  Juan de Valdés Leal | Fecha: 1660 | Ubicación: Museo de Yorkshire (Reino Unido)