Novena 7

DÍA SÉPTIMO | LA ALEGRÍA

Séptimo modo de orar
Frecuentemente se veía a Santo Domingo dirigido por completo hacia el cielo como flecha tensa en un arco.

Textos bíblicos
Sal 27, 2; 133, 1-2; 140, 1-2

Reflexión
La abundante iconografía medieval que representa a Santo Domingo lo muestra muchas veces con su mirada al cielo y con el rostro afable, casi risueño. Hasta el papa Paulo VI reconoce que ha hecho escuela en el camino de la santidad y la alegría.
Esta alegría es subrayada tanto por el beato Jordán como por Sor Cecilia Cesarini quien expresa: “… y como el corazón alegre alegra el semblante, la benignidad del suyo transparentaba la placidez y el equilibrio del hombre interior”.
Por supuesto, porque la alegría tiene un origen espiritual. Y Domingo nos enseña con su orar mirando el cielo cómo vivir en entrega y alegría.
Sus compañeros decían “de día nadie más comunicativo y alegre. De noche nadie más dedicado a la oración y a la meditación”.
En ese mirar al cielo y estar en actitud de flecha parece querer penetrar el misterio de Dios para presentarle a la Orden: frailes, monjas y a cada persona que conoció en el camino de su predicación, con el deseo de que cada uno de ellos se sintiera llamado a participar de la alegría del Reino de Dios.
Los biógrafos escriben que siempre en el silencio y en la soledad de la oración sus frailes observaban en secreto con intención de imitarle.
Entonces, ¡hoy es momento de imitarlo! Domingo enfrentó las miserias, persecuciones y dificultades de su tiempo con la alegría de llevar el mensaje de Dios. En la actualidad la vida cotidiana está íntimamente ligada a la tecnología y las redes en donde expresamos nuestra felicidad y tristeza, pero no siempre profundizamos en ellas. La misma naturaleza manifestándose en una pandemia nos obliga a aislarnos. Pero ninguna de estas realidades debe impedirnos de realizar nuestra predicación impregnada de alegría.

Oración
Dios todopoderoso que hiciste de nuestro padre Domingo un testimonio de la Verdad y la alegría, te rogamos nos concedas la gracia y la fuerza de seguir sus caminos, dejándonos guiar por tu sabiduría que viene de lo alto. Haz que por su mediación sintamos en nosotros la urgencia de anunciar al mundo el Evangelio, contágianos tu buen humor y alegría y ayúdanos a crecer en santidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Viviana de Matteis
Presidente de FRADA | Buenos Aires

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Sobre el jubileo de Santo Domingo

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